¿Es mi hijo apto para la ortodoncia invisible?

Si te preguntas desde qué edad los niños y adolescentes pueden usar alineadores invisibles este artículo es para ti.

Hábitos de la niñez, como chuparse el dedo o usar de forma prolongada el chupón, son parte de los múltiples factores que pueden deformar la sonrisa de un niño. Por ello, no es poco común que los padres busquen la mejor manera de alinear los dientes de sus hijos.

Sin embargo, antes de comenzar ese proceso es necesario tomar en cuenta varios factores. El primero de ellos es la edad del niño; mientras más temprano se comienza el tratamiento, más fácil es corregir posibles maloclusiones. Pero eso no significa que se deba poner ortodoncia apenas surgen los primeros dientes. 

Una edad aconsejable para el uso de ortodoncia en los niños es entre los 9 y los 14 años, edad donde ya están cambiando sus ‘dientes de leche’ por unos definitivos y comienzan a tener su dentición permanente. Sin embargo, no todos los tratamientos de ortodoncia son adecuados y varían según la edad de los niños.

Entonces, ¿qué tipo de ortodoncia es el adecuado para mi hijo?

Los brackets son la opción preferida a la hora de comenzar a tratar los dientes torcidos. No obstante, es importante considerar ciertas desventajas que pueden existir para este tipo de tratamiento cuando se trata de niños.

Una de ellas es que hay un mayor riesgo de caries, ya que la higiene bucal se vuelve más difícil con los brackets, en especial en los niños. Por lo que es importante supervisar que tengan una higiene oral minuciosa para evitar la acumulación de sarro y posible formación de caries.

¿Y cómo funcionan los alineadores Wizz?

Los alineadores invisibles son una alternativa a los brackets que puede traer múltiples ventajas para los niños. Este tratamiento consiste en placas transparentes hechas a medida del paciente que, paso a paso, van generando los movimientos necesarios para alinear los dientes. 

En el caso de la ortodoncia invisible de Wizz se puede usar a partir de los 13 o 14 años. Debido a que, llegada esa edad, las personas transitan de una dentadura temporal, o dientes de leche, por una definitiva que le acompañará por el resto de su vida.